Secretos del papel de fumar
El papel de fumar y el tabaco son inseparables. La buena calidad de ambos define el disfrute del momento. Los conocedores se distinguen por tomarse el tiempo en liar su propio cigarro en vez de sacarlo ya preparado sin mayor ceremonia de una caja.
El papel de fumar engloba una cultura propia con historia, costumbres y tradiciones.
Historia del papel de fumar
Para saber un poco más de la historia del papel, nos vamos a Alcoy, capital de la producción de papel en Europa en el S XVII. El papel de liar se producía primero en rollos y luego en cómodos librillos. La necesidad de papel especial se entiende si vemos cómo llegó el tabaco a Europa. Los puros se introdujeron en Europa gracias a Cristóbal Colón, quién los trajo de Cuba. Dado su coste y privilegio, su consumo se limitaba a la aristocracia. Los restos del puro que tiraban fueron reciclados por los excluidos de esta clase social. Se intentó salvar el tabaco que quedaba, desatando el resto de puro y volviendo a liarlo con papel de periódico. El papel de periódico llevaba tinta toxica, lo que volvió el acto de fumar incluso más tóxico.
Los maestros de antaño sabían liar el cigarro con una sola mano. La otra tenía que sujetar las rindas del caballo. Si, hablamos de caballeros de vieja escuela, subidos a sus caballos en el Salvaje Oeste. Luego la destreza sobrevivió en manos de conductores, sujetando el volante de su coche.
Diversidad en color y sabor
Hoy día la fantasía no tiene límites. Hay papel blanco o natural, ecológico y declarando ser más natural y por tanto de color marrón natural. Si no convence el color, ¿por qué no dejar el papel transparente? Aparte del color también se ha experimentado con aromas, sabores afrutados y de especias. Desde aquellos primeros rollos, de lo que había que cortar el tamaño de papel, ha mejorado mucho el diseño. Hay diferentes tamaños para todos los gustos.
Leoter Tenerife distribuye papel de fumar OCB, una de las marcas más populares en Europa.
